Cada veinte años, si las condiciones son las adecuadas, una rana, en algún lugar del planeta, cría pelo. Casi al momento, de forma misteriosa, esta rana es eliminada. Al parecer hay demasiados intereses en juego. Desiree Jimenez Atrevo la palabra
Cuando eres pequeñito, verde y
viscoso, lo mejor que puedes hacer con tu vida es retirarte a una
charca remota. Aún así, siempre habrá alguna niña de familia bien
que, por algún motivo que se nos escapa, vaya por allí a buscarte.
No parece que esto sea malo, todo lo contrario. Pero es sólo un
trampantojo. No hay nada peor que hacerse ilusiones en balde.
Con el tiempo, el príncipe ha engordado debido a la gula, el alcoholismo y la fiesta permanente. Ahora tiene una barriga gigantesca y una papada descomunal. Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo. Hipa constantemente producto de una borrachera consuetudinaria. “Dios mío”, se dice con amargura la infanta, “ha terminado por convertirse en un sapo, igual que al inicio”. Y concluye que la historia es circular. Diego Muñoz Valenzuela Los comprimidos memorables del siglo XVI